Los une el amor y el espanto

El tema es muy, muy complicado. Algunos se quedan con la imagen de la familia unida, pero detrás hay mucho más: dólares, propiedades, secretos compartidos y mucho poder.

Todo se explica si se comprende que, en el fondo, toda la inesperada conglomeración no es más que una reacción visceral y de defensa contra la Intrusa.

Hoy la nota es la insospechada reunión de cinco integrantes de un clan que supo ser el más poderoso del país: Una matriarca, su hija descarriada, un hijastro y dos niños. Las dos primeras siempre estuvieron juntas, en las buenas y en las malas. El bastardo es una persona sencilla y de gran corazón: lo llaman las cámaras y el escandalete, pero tiene mucho que agradecerle a la exposición pública, que le dio lo que la justicia y su madre no pudieron darle. Y los dos niños son tío y sobrino, pero nadie lo diría por su edad.

Estos impensados Campanelli modernos volvieron a unirse ahora que el Jefe del Clan decidió repartir su preciado botín económico entre ellos. Quiere deshacerse de todo con tal de no dejarle nada a La Intrusa, con quien se casó con otros planes, pero que el tiro le salió por la culata.
¿Los une el amor o el espanto? Parece que las dos cosas: el tiempo pasa y cura las heridas. Todos salen ganando con esta alianza que les garantiza mucho dinero, algo del poder que alguna vez tuvieron y la posibilidad de que la matriarca humille a su eterna enemiga. Esperen muy pronto un golpe de efecto desde otro país, pero no esperen que esta vez la rubia se lleve algo.