Trampas de casados

La traición amorosa duele más por lo inesperado. Y es el engañado, desde ya, quien no la ve venir. Aunque aveces sean los testigos involuntarios quienes se llevan la ingrata sorpresa.
Todo comenzó este verano, pocas semanas atrás. Ella llegaba al teatro tras un importante paso por la televisión. Y él también, si bien nunca lo alcanzaron las mieles del éxito, se las ingenió para tener una participación en varios programas con mucho rating. Ella venía comprometida. Más que eso, había ratificado su promesa de amor eterno ante el altar.
Pero él llegaba como siempre, cargando en su mochila el mote de solterón empedernido y mujeriego. Y tal vez incentivados por el vino blanco o alguna otra bebida espirituosa, entre ellos nació un romance apasionado. Que se vive en los pasillos de los camarines, ante la mirada azorada de los compañeros de elenco. Lejos, bien lejos de allí, la pareja de ella nada sabe. Claro, de lo contrario, esta pasión no sería clandestina..."

2 comentarios:

Anónimo dijo...

capristo y diego diaz

PFH dijo...

¡Qué mal gusto, Diego!