La convivencia en los pasillos de los teatros no siempre son buenas, muchas veces el aire que se respira en los camarines es insoportable y los que al principio comienzan como pequeños problemas terminan en verdaderos escándalos.

Una cosa parecida se está viviendo en el seno mismo de una famosa pieza teatral, ya que su protagonista tiene entre ceja y ceja a un actor secundario.

El hombre en cuestión tiene fama de no tener buen genio y no sería la primera vez que se enfrenta a un compañero.

Pero las cosas ya llegaron a un límite que este señor ya habría hablado con el director del espectáculo para pedir la cabeza de su compañero.

El protagonista no quiere ver ni pintado al actorcito que tiene las horas contadas. Pero lo peor del caso es que este actor ya tenía pensado que seguiría trabajando todo el verano en la compañía, pero todavía no se enteró que la única arena que va a pisar es la de la Plaza Vélez Sarsfield.

El Maldito Acertijo